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Presentación


La exploración de la iconografía y epigrafía maya ha sido una tarea apasionante para los estudiosos cuyo objetivo consiste en el conocimiento del universo simbólico de esa sociedad ancestral.  Una síntesis de ese esfuerzo realizado es el que nos expone en esta edición el historiador Fernando Mollinedo.  Para ello, recoge las principales conclusiones del Congreso de Americanistas celebrado en Copenhague hace 65 años.


Las tesis expuestas por los científicos, pertenecientes a las escuelas antropológicas y arqueológicas de Rusia, Estados Unidos, Francia, España y Alemania, son una muestra de la complejidad del tema que ha exigido imaginación y rigor científico para arrojar luz en la comprensión de las ideas que animaban la cultura maya.  Subyace en esos estudios el reconocimiento del valor de lo simbólico frente al positivismo racionalista de viejo cuño.


El trabajo de Mollinedo al tiempo que esboza la evolución y polémica generada por la confrontación de los estudios ayuda a configurar una identidad propia vinculada con un pasado a veces desconocido.  De igual modo, para el novicio ofrece una visión global del estado de la cuestión, según la cronología expuesta por nuestro historiador.


Estamos seguros de que los aportes del Suplemento serán de su agrado.  Lo invitamos a leer los textos del cuentista René Arturo Villegas Lara y el poeta Marco Valerio Reyes Cifuentes.  Esas creaciones prometen ensanchar la imaginación y el disfrute estético.  Mientras corrobora nuestras afirmaciones, le deseamos un feliz descanso.  Hasta la próxima.


EL SIGNIFICADO DE LA ESCRITURA MAYA 

 
Fernando Mollinedo C.
Historiador y Columnista Diario La Hora 

 

En el Continente Americano, el grupo humano que expresó de forma más esplendorosa su pensamiento fue el de los Mayas; lo anterior no es una falsa modestia ni pretendemos hacer una apología de estos pobladores mesoamericanos, quienes a través de su escritura tuvieron la oportunidad de legar a las civilizaciones posteriores la evidencia documental que se refiere a casi todos los acontecimientos de su vida diaria, ceremonial y espiritual. 

 

Desde los años treinta del siglo XIX (1800) es decir, hace unos ciento noventa y un años, muchos investigadores, arqueólogos, arquitectos, ingenieros, lingüistas y una extensa gama de especialistas, se dedicaron con pasión al estudio de la iconografía y epigrafía maya, porque fue y es tanto el misterio que tienen implícitos sus glifos, que retan a conocerlos, estudiarlos y descifrarlos para encontrar la certidumbre maya. Para los guatemaltecos, el decir que somos mayas significa un problema cultural muy serio y lo calificamos así porque muy pocas personas de esta región mesoamericana tienen los elementales conocimientos acerca de la cultura que nos enorgullece ante el mundo. Nos quejábamos de que casi sólo extranjeros escribían libros acerca de la cultura maya; sin embargo, algunos guatemaltecos se lanzaron al campo de la investigación para dar a conocer sus hipótesis, tesis y trabajos al respecto. 

 

Las escuelas antropológicas y arqueológicas de Rusia, Estados Unidos, Francia, España y Alemania trataron de encontrar métodos y tendencias investigativas en busca de la solución a este reto. Por esa razón fuimos motivados a escribir algo al respecto. Hoy presentamos a ustedes algunos rasgos históricos de suma importancia considerando que deben ser conocidos por la población en general. Hace 65 años en Copenhague se realizó un Congreso de Americanistas donde fueron presentados trabajos muy importantes que persiguieron solucionar el interesente problema de la interpretación de los glifos mayas. Las conclusiones fueron publicadas en un boletín de la revista de la Sociedad de Americanistas de París, el cual contiene las tesis de varios científicos allí presentados.


A continuación presentamos los principales fundamentos de las diferentes tendencias o escuelas de investigación mayistas para el desciframiento de la escritura maya y los extractos de los trabajos rendidos por los investigadores en ese Congreso.

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ESCUELA RUSA

 

El investigador ruso Yuri Knorosov, realizó en su trabajo una especie de declaración de existencia de una escuela rusa de mayismo, la cual fue simbólicamente inaugurada con la traducción al ruso de la “Relación de las cosas de Yucatán” cuyo autor fue Diego de Landa. 

 

Yuri Knorosov propuso una revisión total del problema de la interpretación de los glifos y una vuelta a los métodos fonéticos que se apoyan en la interpretación literal del pequeño alfabeto que legara Diego de Landa al final de su Relación. Kronosov estudió brevemente la constitución silábica del maya clásico y aplicó a cada uno de los tipos fonéticos un glifo acomodado. En 1944 la doctora Tatiana Proskouriakoff estableció una secuencia de gobernantes y sus ascensiones al poder para Piedras Negras, en Petén, Guatemala, que la llevaron a ella y a un reducido grupo de investigadores a encontrar nuevas informaciones de carácter histórico, valiosísimas para el conocimiento de la cultura alfa numérica maya, única cultura que ha tenido este marco cronológico e histórico, basado en fechas, gracias a su escritura glífica que incluye numeración, caso aislado en el panorama del mundo precolombino americano. 

 

 

Otro de los artículos citados, a manera de respuesta fue redactado por el investigador alemán T.S. Barthel, quien no disimuló el poco aprecio que le mereció la teoría del profesor ruso Knorosov pues la consideró un regreso injustificado a métodos anticuados y propuso a la consideración de los lectores el espectáculo de las dos grandes corrientes del mayismo: americana y alemana – que según él, llegaron a una especie de fusión en las publicaciones de los investigadores Eric Thompson y Gunter Zimmermann, demostrando así la validez de los elementos esenciales de ámbas abriendo el camino a la esperanza de encontrar una solución del problema. Sin embargo, el optimismo en la mayor parte de los investigadores no fue del todo completo, el mismo Barthel confesó que aunque el desciframiento de los glifos mayas adelanta siempre, sería ilusorio esperar una lectura completa de los textos corrspondientes. 

 

 

Nos basta – dijo – llegar a comprender el sentido de la vida, la conciencia del mundo y aquella fusión del hombre y naturaleza que se revela en los misterios mágicos del calendario maya. J. Eric S. Thompson llegó a resultados parecidos, no creyó que se fueran a encontrar revelaciones de tipo histórico; consideró que la acentuación maya en el período mágico de los glifos interpretados es una demostración de las afirmaciones hechas por Diego de Landa. 

 

 

El investigador mexicano Caso dió una nota más optimista diciendo en su artículo sobre Historia de Centro América, que las estelas mayas iban a revelar la historia del pueblo que las esculpió, una vez se utilizaran los métodos sugeridos por Thompson.

ESCUELA ALEMANA

 

Sobre la investigación del Códice Dresde hace su entrada en el campo maya la escuela alemana. Ernest Forstemann tuvo brillantes resultados al identificar los grandes números que se repiten incansables en las páginas del Códice. Subió el punto de interés de la investigación al comprobarse que los compiladores del Códice manejaron bien las operaciones aritméticas y al constatar que muchas de aquellas series de cifras casaron bien en los ciclos lunares o venusianos.

 

Forstemann analizó hasta los últimos detalles del calendario maya: estableció tablas para su estudio; descubrió las cifras 0 y 20 (que Thompson prefirió que fueran interpretadas como como señales de completo y plenitud); fijó la fecha 4 Ahau 8 Cumhu para el comienzo ideal de los ciclos mayas e identificó en los glifos de Copán la primera serie inicial que tantas perspectivas abrió sobre la problemática del calendario maya (1891-1897). 

 

La nueva interpretación del Código de Dresee, la está trabajando la Doctora Gabrielle Veil, trabajo próximo a publicarse. En el año 2013, ella misma hizo la traducción del Código de Madrid, la cual ya fue publicada. Hay que colocar entre los primeros lugares de la escuela germana al investigador E. Seler (1,889 – 1,917 ) cuyos méritos no estriban tanto en la interpretación glífica maya, cuanto en la demostración, realizada por convergencia de multitud de identificaciones, de la fundamental unidad cultural del área azteca-maya. 

 

En los estudios de Seler habría que colocar también la base de la nueva dirección que experimentó la escuela alemana que dió por terminada la investigación matemática-astronómica e inició la tarea de identificación de los dioses del panteón maya. 

En este aspecto ocupó lugar destacado P. Schellhas (1904-1945) quien identificó una gran cantidad de aspectos de las deidades a las que señaló con las letras del alfabeto, y H. Beyer (1908-1945) cuyos trabajos abarcaron muchos aspectos de la glífica maya, siendo su especialidad el análisis individual de cada uno de los signos y su descomposición, en elementos principales e infijos secundarios.

Heinrich Berlin.

ESCUELA ESPAÑOLA

 

Pacificada provisionalmente la península yucateca, comenzó el trabajo misionero llevado a cabo principalmente por religiosos Franciscanos; entre ellos, uno dejó su nombre indisolublemente unido a la ciencia maya: el segundo Obispo de Yucatán, Fray Diego de Landa. 

 

Su figura histórica, trasmitida a través de procesos y contra procesos fue más conocida por los azotes que mandó a propinar a los indígenas recalcitrantes o por su famosísimo auto de fe de Maní, que alguna afición que se le conociera a estudios o investigaciones. 

 

Trescientos años después de su muerte, apareció el extracto de una Relación elaborada por él sobre la civilización maya, y la extraordinaria calidad de los datos de aquellas páginas ha colocado su nombre en el primer puesto de los investigadores del mayismo. Añadimos que ésto no ha impedido que muchos escritores repitan los epítetos de fanático e inculto, a los que se hizo acreedor entre sus compañeros y en España, sin prejuicio de verse obligados a reconocer la asombrosa nimiedad y fidelidad científica de su Relación. 

 

Para ser justos, se reconoce que ni Thompson ni Knorosov cayeron en esta ramplonería y que no perdería nada la obra de Zimmermann suprimiendo en ella la alusión al «Religiosem Fanatismus», que no añade gran cosa a los méritos de su investigación. Landa transmitió una buena colección de glifos representativos de los días de los meses Sagrados del Tzolkin; habló de sus coeficientes numéricos, de las diversas combinaciones en que se centraban ambas para formar el primer ciclo de doscientos sesenta días. 

 

Señaló además, la existencia del año de trescientos sesenticinco días con los cinco días uayeb, y de lo que él llamó la lucha de los ahaus. Dió además los signos glíficos de los meses y los nombres y oficios de los cargadores del año: bacabes. Recordó por otra parte, la serie de ritos mágico – religiosos que esmaltaron los tiempos del año y el uso que los sacerdotes hicieron de sus conocimientos astronómicos, para adivinar el futuro y las fortunas de los tiempos. 

 

Landa insinuó además de la existencia de una incipiente escritura silábica al modo azteca y estableció algunos ejemplos de su uso. Esta escritura extraordinariamente complicada, cedió pronto su puesto a la escritura de tipo español en que aprendieron a transcribir su lengua, los jefes espirituales del pueblo maya. Dentro del perìodo español, hay que colocar la serie de libros escritos en caractéres latinos que sustituyeron a los libros mágicos de antaño que, eran enterrados habitualmente con sus poseedores. 

 

Los nuevos libros mágicos se conocen con el nombre popular de CHILAM – BALAM, algunos de ellos pudieran aún estar en uso entre los sacerdotes mayas de la actualidad. 

 

Los actualmente conocidos fueron publicados por Juan Pío Pérez, investigador, que conectó la escuela española con el actual grupo mexicano. 

Junto a Landa pero a bastante distancia de él se numeran algunos cronistas de los que nunca se prescinde en la investigación maya, tales: López de Cogolludo (1,688), Lizana (1,633), Sánchez del Aguila (1,639) o Las Relaciones comprendidas en los dos volúmenes (XL y XLI) de la segunda serie de la colección de Documentos Inéditos para la Historia de Hispanoamérica (Madrid, (1898). Abundante y decisiva fue la aportación de la Escuela Española, tanto en la fijación del maya clásico con los magníficos diccionarios y Artes (San Francisco, Motual, Coronel…), como en el estudio de las lenguas más o menos emparentadas con el maya que pudieran iluminar el remoto pasado de este idioma. Ante esa riqueza linguística, los estudiosos adoptaron distintas posiciones, consecuencias de sus respectivas teorías.

 

Los fonetistas consideraron imprescindible la reconstrucción de un maya arcaico antes de lanzarse a la aventura de la fonetización de los gligfos; los simbolistas no tomaron en cuenta esos detalles. J. Eric S. Thompson, adoptó la doctrina de la inmovilidad del maya, para tomar como base el maya clásico de su interpretación. Mas tarde el entusiasmo con que W. Gates coleccionó todos los manuscritos referentes a lenguas emparentadas con el maya, como trabajo preliminar al Diccionario Glífico que trataba de presentar. 

 

No fue abundante la aportación del período español en el campo de la arqueología, sin embargo, hicieron algo bueno: respetar la mayoría de los monumentos que, tanto en Yucatán como en las tierras altas de Guatemala llegaron al período independiente en casi total integridad. Se conservan algunas descripciones, como las de Fuentes y Guzmán, a quien no faltó la preocupación de tomar las medidas correspondientes para que sus estudios fueran documentos etnohistóricos de primer valor. 

 

Con método moderno fueron exploradas, solamente las ruinas de Palenque, de las que se conservan planos de sus plantas, alzadas, reproducciones y vaciados en el Archivo de Indias y en el Museo de América de Madrid.

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ESCUELA ESTADOUNIDENSE 

 

Se le considera como escuela a partir de las publicaciones de Stephens, los estudios de Maudslay (1882-1902) y de Goodman incluidos casi todos ellos en la Biología Centrali Americana (London, 1898-1902).

 

La primera gran figura estadounidense es la de D. G. Brinton (1822-1900), que establece un sistema ecléctico de interpretación glífica, que sirvió de norma a muchos investigadores estadounidenses; ya que es típico de esa escuela la objetividad que busca poner al alcance de todos, los elementos de trabajo y el sentido pedagógico para facilitar la entrada al campo algo misterioso de los glifos mayas al mayor número de investigadores.

 

La escuela estadounidense por medio de las grandes empresas de investigación como la Peabody, acometió una gran obra de restauración arqueológica y la Carnegie publicó dos grandes enciclopedias de inscripciones mayas:  The inscriptiones at Copán (1920) y The Inscriptiones of Petén (1938) publicadas ambas bajo la dirección del investigador Sylvanus G. Morley, con lo que más se acercaron a una serie de los glifos esculpidos.  Sobre todo los cinco volúmenes de la segunda constituyen una obra monumental y de escrupulosa exactitud.  Reconoció en 1915 dos tipos de glifos:  NUMERALES y CALENDARICOS.   

 

Es nombre importante en la escuela estadounidense, William Gates, quien con menor o mayor ayuda de la John Hopkins University, puso en marcha la Maya Society y llegó a reunir la más completa colección de copias fotográficas de obras manuscritas, que tratan de linguística o etnología maya.  En 1,948 se conservaron esas copias en grandes vidrios de tamaño folio esperando ser vendidas en pública subasta. 

 

Gates abrigó el ambicioso plan de compilar un diccionario de lenguas mayences o maya-quichés juntamente con una serie de gramáticas comparadas con una serie de reconstrucciones del maya arcaico que es base fonética de los glifos fonéticos o interpretación linguística de los glifos ideológicos.  Publicó el diccionario, del cual no se conoce que haya algunos ejemplares aún. En la actualidad existe la “Gramática Básica K´iche´” cuyo autor es el Doctor James L. Moondloch, publicada en año 2020.

 

El español N. J. Andrade trabajó muchos años para la Universidad de Chicago, realizó investigaciones de lingüística mayense. La investigadora estadounidense Rebeca Herr de Boulder, Colorado; publicó en 1,990 un manual de enseñanza que contiene la Tabla de los 96 glifos, la cual es una introducción al contenido glífico de la antigua ciudad maya de Palenque, incluyendo una lectura de las inscripciones y una descripción del proceso de desciframiento de uno de los más fascinantes sistemas de escritura.

EL ESTUDIO DE KNOROSOV

 

Knorosov reconoció que muchos de los glifos son simbólicos; postuló sin embargo, la existencia de fonéticos y para ellos trató de reconstruir con métodos semejantes a los de la escuela de Praga el sistema fonético maya; pero careció de los medios más importantes para dicha reconstrucción, reconoció también que el grupo de los fonetistas había rendido pocos frutos en sus investigaciones. Knorosov señaló tres tipos de glifos: IDEOGRAFICOS, FONETICOS y CLAVES.

 

El investigador alemán Barthel, en su artículo presentado al Congreso de americanistas, en Copenhague, mencionó la amplia coincidencia a que llegaron las escuelas americana y alemana de investigación maya. Landa es la fuente original y principal de las series de investigaciones glíficas que se han realizado en siglo y medio de trabajo, además es el orígen de la máxima discrepancia entre las escuelas al proponer junto a los glifos sin valor fonético representativos de días y meses, a los glifos que servían para la escritura cotidiana y que representaban sonidos a través de las imágenes que despertaban en el lector. Es natural que partiendo de la misma base literaria, las escuelas hermenéuticas hayan mantenido estrecho parentesco.

 

La escuela fonética de los primeros tiempos se dejó llevar en exceso de la imaginación y creyó que la mayor parte de los glifos representaban los sonidos y que estos deberían ser identificados en los veintitrés signos sugeridos por Landa. Los fonetistas admitieron la coexistencia de distintos tipos de glifos de los que sólo algunos habrían de representar fonemas. El investigador mayense Cirus Thomas en 1894 opinó que los actuales glifos habría que considerarlos como intermedios entre el fonetismo y el ideografismo.

 

Las interpretaciones de los glifos fueron avanzando y se puede decir que cada uno de los investigadores aportó positivamente datos que hoy en día se consideran básicos para su interpretación. En 1961 Thompson presentó un resumen de sus actividades mayistas en un simposium de la Middle American Anthropological Association, titulado «Research in maya Hierogliphic Writing», el cual fue publicado por la Pan American Union de Washington, D. C. Para 1962, se tuvo casi completo el catálogo de los glifos mayas, el cual comprende 150 elementos principales y 210 afijos, sin contar los glifos que representan dioses o animales, o los calendáricos, cuyo significado es obvio. De dicho catálogo el investigador y sacerdote jesuita, Carmelo Saenz de Santa María, dedujo: A) la existencia de ciertas regiones culturales caracterizadas por glifos típicos; B) algunas discrepancias en la aceptación de la fecha inicial, de la que Punc se separó muy pronto y a la que no estuvo siempre sometida Yaxchilán.

 

Thompson no confió en que las lenguas mayences modernas pudieran servir para la interpretación del maya clásico y aún dado el caso, de llegar al desciframiento, supuso que no hallaría nada de interés actual, ya que por una parte sí los mayas han conservado invariable su calendario hasta hoy, no le pareció que se hayan interesado por la sucesión cronológica de los hechos pues emparejaron en el pasado a españoles e itzaes, a Kukulkán y bucaneros ingleses; el místico fluir del tiempo con sus cambiantes fechas y su juego de signos y números es lo que parece formar el tema siempre repetido de sus glifos.

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La escuela española en su ámbito de investigación mayista recomendó la redacción de un manual pedagógico que abriera los secretos de la investigación a los principiantes, para lo cual serviría de base el manual de Morley, «An Introduction to the study of the Maya hieroglyph» editado en 1,915 el cual debía revisarse y poner al día.

 

Investigadores guatemaltecos y mexicanos se han dedicado no tanto a la interpretación glífica cuanto a la investigación etnológica o linguistica; se reconoce a J. Martínez Hernández quien aportó opiniones sobre correlación calendárica; Antonio Caso, H Escalona Ramos, A. Goubaud Carrera y otros. En 1930, el investigador guatemalteco José Antonio Villacorta editó un “Manual para el estudio de los códices mayas”, el cual ha sido una guía inicial para los investigadores que han examinado el Códice Trocortesiano (Códice de Madrid) que se encuentra en permanente exposición en el Museo de América en Madrid.

 

El doctor Heinrich Berlin-Neubart hizo valiosas aportaciones con sus trabajos de investigación en Tikal, Kaminal Juyú y en los Estados de Chiapas, Yucatán, Campeche y Tabasco en México. Inició sus investigaciones en el campo de la escritura glífica maya en año 1942 en las ruinas de Palenque donde realizó un importante hallazgo sobre el glifo emblema que vino a ser una de las primeras respuestas para encontrar nuevos significados no matemáticos y astronómicos en la epigrafía maya, identificando de esta manera los glifos que correspondían a los principales centros arqueológicos mayas.

 

Publicó el libro «Signos y significados en las inscripciones mayas» el cual vino a ser una apología del sentido histórico de las nuevas tendencias epigráficas mayas. Una vez presentados los aspectos más relevantes de las escuelas y de los investigadores mayistas, pasamos a presentar la definición de Maya, que hace el Doctor Berlin: «Maya será para nosotros lo siguiente: un mundo cultural, preferentemente anterior a la conquista española y en un habitat específico, toda la península de Yucatán hasta su base sobre una línea imaginaria desde Comalcalco, Tabasco, pasando por Comitán, Chiapas, hasta Copán, Honduras». Asimismo, Berlin dijo que «el número tan alto de signos diferentes -casi 700- excluye la existencia de un alfabeto, por lo que queda descartada la idea de la existencia de una escritura alfabética maya».

EL ESTUDIO DE J. ERIC S. THOMPSON

 

En su trabajo de investigación, de 347 páginas, editado en 1950, Thompson pasó revista a las demás investigaciones que se hicieron en su tiempo y valoró el sentido que cada investigador le fue dando a los glifos y a sus afijos e infijos. La marcha fue lenta pero exacta, cada glifo presentado lleva todas las características de su procedencia y es fácil situarlo en el códice o estela correspondiente.

 

Cada capítulo aporta junto a las antiguas, las soluciones aportadas por Thompson y son sugeridas de vez en vez las frases que en la mente de los escultores corresponderían a las secuencias de los glifos. El autor sigue su criterio ecléctico característico en la tendencia estadounidense, aprovechó desde el alfabeto de Landa, hasta las últimas sugerencias de los investigadores que le precedieron y consideró que la interpretación a de partir de un conocimiento cada vez mayor de la vida anímica maya para que los glifos puedan despertar ideas capaces de contenido.

 

Thompson consideró que su mayor éxito fue la interpretación que dió a los glifos no astronómicos del Códice de Dresde en los que encontró después de cuatro siglos, la clave de la adivinación mágica de los días afortunados y desafortunados, llegando así a una coincidencia con el sistema propuesto por Landa.

 

La experiencia de los libros mayas escritos en español hizo que Thompson pensara no encontrar relaciones de tipo histórico en los glifos desconocidos. En cambio, se entusiasmó con la «visión maya de la eternidad siempre en movimiento, concebida como una carga que se va depositando al final de cada ciclo» que tan dramáticamente está representada en uno de los dinteles de las ruinas de Copán.

 

Thompson no aceptó las cuentas astronómicas de los ciclos de Mercurio, Marte o Saturno, y consideró que los cálculos mayas eran más importantes para la determinación del glifo y coeficiente de un día cualquiera secuencia de miles y millones de años que la exactitud en la determinación de los ciclos astronómicos de cualquier planeta.

 

El libro de Thompson encontró bastante aceptación entre los mayistas y muchas de sus conclusiones fueron aceptadas como expresión de unánime opinión. Reconoció varios tipos de glifos: TIPO ACERTIJO, PICTORICOS, IDEOGRAFICOS, NOMINALES, VERBALES, NUMERALES y CALIFICADORES. Declaró además, que todos los monumentos mayas fueron erigidos esencialmente en honor de un tiempo abstracto deificado.

EL ESTUDIO DE ZIMMERMANN

 

Fue examinando individualmente cada glifo y señaló los lugares donde se encuentra cada códice y las variantes con que en cada lugar se presenta.

 

El trabajo de Zimmermann es un método de investigación, confió en que se hiciera lo mismo en los trabajos esculpidos en los diversos monumentos de los mayas, para contar con un trabajo analítico, para que la mente del investigador quedara libre de distracciones y poder concentrarse únicamente en la minuciosidad del glifo individual.

 

Reconoció dos tipos de glifos: PRINCIPALES y AFIJOS El metodo es interesante, tal vez excesivamente meticuloso para un sistema de escritura que según todos los investigadores se caracteriza por la amplia libertad que concede al artista individual para modificar a su gusto las características de los glifos.

 

Un análisis tan riguroso pudo llevar a construcciones apriorísticas.

El gallo chinguero

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René Arturo Villegas Lara
Escritor
 

Ese gallo avado, de plumaje dorado y cresta colorada llegando a marrón, era un ejemplar de pelea. Ni modo, como para que no lo fuera si lo de “cascarrabias” le venía de las mañas de don Chepe, que además de maíz y maicillo lo alimentaba con chiles chiltepes, que abundaban en el patio de su casa y eso lo mantenía encabronado todo el tiempo. En las mañanas, cuando las gallinas bajaban del palo de anona de mico, que les servía para dormir y protegerse de los tacuazines, el bendito gallo ya estaba quiquiriqueando y rascando la tierra para que salieran los gusanos de las entrañas del estiércol de las vacas.

 

Otto, mi amigo de andaduras por los montes y ríos del pueblo, se encargaba de encorralar a las gallinas, pues tenía instrucciones de dejar al gallo solo, para que no se fuera debilitar de tanta machucadera de gallinas. Y es que como estaba próxima la feria de la Cruz, tenía que estar en condiciones para llegar al palenque con las mejores disposiciones. Desde mediado de abril se le encerró en una jaula y se le aumentó la alimentación con un chilate a base de agua de masa y un tanto de suero de leche de vaca, que era el menjurje que había prescrito el brujo del barrio de arriba.

A mí, nunca me han gustado esos juegos de sangre y por eso no sabía nada de gallos. Pero Otto, que había crecido en una casa en donde el corredor tenía una ringlera de jaulas de gallos de pelea, se sabía todas las mañas de los galleros y le había aprendido los trucos a don Chepe, para ir a la segura que se ganarían las apuestas. El mero tres de mayo, como a las once, nos fuimos con Otto al palenque del capitán Lico Archila, a esperar que peleara el gallo avado. Recuerdo que Otto llevaba en la bolsa una buena cantidad de chiltepes que le dio de comer al gallo antes de la pelea. A las doce, cuando el sol estaba mas hirviente, el capitán, como el mejor gritón mexicano anunció la primera pelea del gallo avado con el giro de don Tonón Martínez. “Hagan sus apuestas señores” repitió como tres veces.

 

Las navajas fueron bien amarradas y después de cucarse con algunos piquetazos entre las manos de los galleros, los soltaron para que brincaran buscando la muerte. El gallo avado mantuvo una buena pelea; pero, en un descuido, el giro le tiró un navajazo que casi le desprendió el ala derecha. Así, el gallo avado no tuvo más que sembrar el pico y el gallo giro agitó las alas y lanzó un canto de absoluta victoria. Yo sólo logré escuchar que don Chepe dijo entre dientes: ¡Gallo de mierda!

Otto recogió el gallo, lo envolvió en un costal y me lo dio para ver si lo curaba de la profunda herida que tenía en el ijar derecho. A fuerza de ceniza caliente, de esa que queda untada en los poyos, un poco de incienso derretido y un polvito de sulfatiazol, después de varias semanas la herida estaba cicatrizada, aunque el ala le quedó toda gacha. Cuando me fui a cortar el pelo, le conté a don Tonón, el dueño del gallo giro, que el gallo avado había sanado y me dijo que me lo compraba para gallo chinguero. Como yo tenía necesidad de zapatos, se lo vendí en cinco pesos.

 

Cuando llegó de nuevo la feria, fui otra vez al palenque y me dio coraje encontrar al gallo avado que había curado, en manos de Magdaleno, fregando a los gallos enjaulados que pelearían esa mañana, para que se pusieran bravos, pues había terminado su vida como un inútil gallo chinguero; como un sparring.

Poesía

Marco Valerio Reyes Cifuentes

 

 

 

Marco Valerio Reyes Cifuentes. Ciudad de Guatemala, 1978. Tiene estudios de Literatura en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Ha publicado los títulos de poesía Claustrofilia (Editorial Cultura, 2010) y Ajenjo (Editorial sin tecomates, Guatemala; Infracciones editores, Chile; Casimiro Bigua, Argentina; 2014). Su poemario Un bicho del tamaño del silencio, fue finalista en el premio Editorial Universitaria de Poesía “Manuel José Arce” 2018.

 


Finales con figuras

Muchos finales no son felices

la mayoría ni siquiera son finales

se vuelven parte de nosotros y nos acompañan

como cuando hemos despertado

        y andamos por ahí

con las mismas figuras de los sueños frente a

        los ojos

o como la mancha que nos persigue

después de ver el sol.

 

¿Existe?

¿Existe lo maravilloso?

pregunto mientras termino de trenzar

tu pelo y los barriletes de tu mirada

      existe

      respondés

¿no es maravilloso que las letras de un libro

      cerrado

jueguen y bailen hasta caer rendidas

       y al abrirlo

estén todas en su lugar exacto?

 

Arpa del vesper

Llegará el día que te encontrés entre las

       sombras

unísonas de tan vetustas e ignorantes de

       sí mismas

y te verás como sos

bella y luminosa

como el arpa que forman las nubes y el

       sol al atardecer

bella y simple

como la nostalgia de quien envejeció

       viendo por la ventana

bella y contundente

como este amor de helado de pistacho

       que siento por vos.

 

Trago de lluvia

Vení, Fátima,

¿ya viste que la luna tiene animales pequeñitos

que se mueven cuando sopla el viento?

¿y que un momento de silencio

o un trago de lluvia

saben más que cualquiera de nosotros?

La noche es el idioma secreto con el que

       nos habla la vida

las luciérnagas son los puntos que trazan el

       mapa de la felicidad

y el cielo

no

del cielo no te hablo

vos lo tenés dibujado en la frente.

Las alas tuyas

Hablamos bajito que mamá duerme

tapémosle bien sus pies

porque siempre sueña

con un camino por el que va lejos, sin

       descanso

dibujando en hojas sueltas

las piedras y las plantas extrañas que

encuentra a su paso

y va recogiendo hebras de hilo

con las que todos los días antes del

        amanecer

        teje tus alas.

 

Bicho

Resulta que hay un bicho del tamaño del silencio

que va por todos los caminos al mismo tiempo

es también una figura geométrica

con un payaso rojo en su boca vieja

es un banquete delicioso y angostito

que cae y nos golpea en la cabeza

es también una sospecha redonda redonda

         de tanto repetirse

y está frente a nuestra nariz

pero tenés que descubrirlo.

 

Mundo

este es el mundo

inmenso y bastante absurdo donde es tan fácil encontrar algo

y más fácil aún perderlo.

Si lo agarrás con ambas manos

y lo mirás contra la luz

sabrás lo que no sos tal vez ese sea el según paso.

Movimiento

Como el mar se mece

tu alma profunda mezo

       y amanece.

 

Cuando el vacío, la tristeza y la voz que nos canta

Habrá noches de insomnio, Ofelia

noches como para desafiar a la cordura

       sombras de voces lejanas

sombras flotando, girando en la habitación

       tuerta.

Habrá noches de tristeza, Ofelia

náufragos huyendo de las lágrimas que nos

      mastican

peces aterrados, quejumbrosos, aturdidos

confundidos de cómo se respira el dolor será verde musgo y tendrá uñas.

Habrá madrugadas vacías, Ofelia

y buscaremos un camino solitario

para dejar tirado el corazón espeso en llanto.

 

Selección de textos: Roberto Cifuentes Escobar.

Filosofía

Antonio Gramsci

Filosofía de la praxis

 A. Gramsci (1891 – 1937) es uno de los teóricos marxistas más importantes de este tipo. Por sus actividades políticas fue encarcelado hasta poco antes de su muerte por el régimen fascista de Italia. En filosofía, Gramsci destaca por su voluntad de entender la filosofía de Marx como una filosofía de la praxis humana. Desde este punto de vista, su obra constituye una importante crítica del mecanicismo de los materialistas ingenuos, así como una interesante reformulación del materialismo histórico. Gramsci también se preocupó muy especialmente por la formación de los intelectuales y por las relaciones entre el filósofo y las masas a las cuales pretende servir y a las cuales ha de estar ligado, no sólo intencional sino también «físicamente.» (*)

 

* González Antonio. Introducción a la práctica de la filosofía. Texto de iniciación. UCA Editores. San Salvador, 2005.

El idealismo se ha mostrado también adverso a los movimientos culturales de «ir hacia el pueblo», que se manifiestan en las llamadas universidades populares e instituciones similares, y no sólo por sus aspectos negativos, porque en tal caso sólo habría tenido que tratar de hacer algo mejor. Sin embargo, estos movimientos eran dignos de interés y merecían ser estudiados; tuvieron éxito, en el sentido que demostraron, de parte de los «simples,» un entusiasmo sincero y una fuerte voluntad de elevarse hacia una forma superior de cultura y de concepción del mundo. Carecían, sin embargo, de toda organicidad de pensamiento filosófico o de solidez y centralización cultural; se tenía la impresión de que se parecían a los primeros contactos entre los mercaderes ingleses y los negros de África, en los que se entregaban mercancías de pacotilla por pepitas de oro.

Por otra parte, la organicidad de pensamiento y la solidez cultural podían lograrse solamente si entre los intelectuales y los simples hubiera existido la misma unidad que debe darse entre la teoría y la práctica, si los intelectuales hubiesen sido intelectuales orgánicamente pertenecientes a esas masas, si hubiesen elaborado y dado coherencia a los principios y problemas que éstas planteaban con su actividad, constituyendo así un bloque cultural y social. Tratábase, pues de la misma cuestión señalada: un movimiento filosófico es tal cuando se aplica a desarrollar una cultura filosófica para grupos restringidos de intelectuales o, al contrario, sólo es tal cuando, en el trabajo de elaboración de un pensamiento superior al sentido común y científicamente coherente, no se olvida jamás de mantener el contacto con los simples y, antes bien, halla en dicho contacto la fuente de los problemas que estudiar y resolver. Sólo mediante este contacto una filosofía deviene «histórica,» se depura de los elementos intelectualistas de naturaleza individual y se hace «vida.»

 

Una filosofía de la praxis sólo puede presentarse inicialmente en actitud polémica y crítica, como superación del modo de pensar precedente y del pensamiento concreto existente (o del mundo cultural existente).

 Es decir, sobre todo, como crítica del «sentido común» del pueblo (luego de haberse basado en el sentido común para demostrar que todos son filósofos y que no se trata de introducir ex novo una ciencia en la vida individual de todos, sino de innovar y tomar crítica una actividad ya existente) y luego de la filosofía de los intelectuales, que ha dado lugar a la historia de la filosofía y que, en cuanto individual (…) puede considerarse como la cumbre del progreso del sentido común, por lo menos del sentido común de los estratos más cultos de la sociedad y, también a través de éstos, también del sentido común popular. (Tomado de sus Cuadernos de la cárcel, 1927-1937)

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